La desfibrilación es el tratamiento de la Fibrilación Ventricular, que es la principal causa de muerte súbita.
Los desfibriladores proporcionan una energía, cuyo objetivo es
"resetear" el corazón a fin de terminar con el ritmo anárquico del
corazón (fibrilación ventricular) y que no resulta efectivo, de
forma que el corazón retome su rirmo normal y con ello su función de
bomba mecánica impulsora de sangre a los diferentes órganos.
Los desfibriladores Automáticos (DEA) o Semiautomáticos (DESA) son
dispositivos que realizan este proceso de reconocimiento del ritmo de
forma automática con un alto grado de seguridad y dan la
instrucción para apretar el botón que proporciona la descarga que
reinicia el corazón.
Actualmente todos los desfibriladores automáticos son bifásicos, esto
es, utilizan una onda de "ida y vuelta" a diferencia de los clásicos
monofásicos. Estos a su vez, esquemáticamente, pueden ser
de onda exponencial truncada o rectilínea. No hay evidencia de que
mejoren la supervivencia con respecto a los clásicos, pero logran el
mismo efecto con mayor energía y por tanto menos daño
miocárdico. Según el tipo de onda, se debe administrar una dosis de
energía u otra; pero para el usuario, esto tiene poca importancia ya que
vienen programados con la energía adecuada.
Poner un desfibrilador, no significa necesariamente que vaya a
descargar, si el paciente tiene un ritmo compatible con la vida o está
en parada por otro ritmo que no sea una fibrilación no
descargará y deberemos continuar las maniobras de reanimación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario